Leyendo un artículo del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDEA) descubrimos que alrededor de una quinta parte de toda la energía que se utiliza en España, se consume en los hogares. El valor nos sorprendió, lo esperábamos inferior pero al mismo tiempo pensamos que nos daba una mayor oportunidad para aportar nuestro granito de arena a la contribución de la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) del planeta y reducir así también el facturón de la luz que, tan temidamente, nos llega a final de cada mes.
En el 2020, las emisiones de CO2 en España, como consecuencia de la producción de electricidad, ascendieron a 36 millones de toneladas de CO2; que, para que nos entendamos, sería lo mismo que el peso de unos 200.000 aviones sin pasajeros. Impresiona ¿no?. La buena noticia es que en el 2021 un tercio de toda la producción a nivel nacional ¡se generó a partir de eólica y solar! Tal y como expresa un comunicado elaborado por Red Eléctrica Española (REE), España avanza con firmeza en el proceso de transformación ecológica, consolidando en 2021 su liderazgo en energías renovables. Estas fuentes generaron casi el 47%, ¡un máximo histórico!
Continuamos indagando un poco más y vimos que la estancia que más energía eléctrica gasta en los hogares es la cocina. Un hogar consume de media unos 4.000 kWh al año, y solo la vitrocerámica, el horno, el frigorífico y el congelador ya suponen más del 35% de este consumo.
Las cocinas de gas son más eficientes que las eléctricas y las placas de inducción consumen un 20% menos de electricidad que las vitrocerámicas convencionales. Pero, ¿qué podemos hacer al respecto en un hogar ya habilitado? Cambiar una cocina no es ni una tarea sencilla ni barata, pero si podemos trabajar en las siguientes recomendaciones:
- Cocina con una olla o cacerola con tapa. Esta sencilla acción puede llegar a reducir el consumo de energía ¡hasta un 25%! Es por eso que todas las tapas KUOKO tienen unos pequeños bultos, en la parte inferior, que crean un efecto lluvia mientras cocinamos. Eso mantiene todos los alimentos húmedos de forma uniforme, al mismo tiempo que retiene y potencia todo el sabor de los ingredientes.
- Asegúrate de que el tamaño de tu Cocotte o Cacerola KUOKO es igual o ligeramente superior al tamaño de cocción de tu vitrocerámica o placa de inducción. De esta manera te aseguras de que estás aprovechando al máximo todo el calor generado.
- Cocina con utensilios de cerámica, este material es de los mejores en cuanto a eficiencia energética. De esta manera puedes apagar el fuego 5-10 minutos antes de llegar al punto de cocción deseado ya que el calor residual del recipiente es suficientemente elevado como para poder terminar la cocción sin tener el fuego encendido. La cerámica KUOKO tiene una baja conductividad térmica y retiene el calor por un tiempo prolongado.
- Lo mismo que el punto anterior aplica al horno. Aprovecha también el calor residual del horno, junto con la retención de calor de la cerámica, para acabar la cocción sin necesidad de mantener el horno encendido tanto tiempo, y poder reducir el consumo energético en tu cocina.
- ¿Sabías que cada vez que abres el horno para revisar la comida, estás perdiendo, ni más ni menos, que un 20% de la energía acumulada? Te recomendamos que evites abrirlo si no es necesario.
- Si es posible, dota tu cocina de electrodomésticos eficientes según su etiquetado energético (siendo la clase A la más eficiente).
- Evita introducir alimentos calientes en la nevera, ya que esto aumentará la temperatura de la nevera y ésta tendrá que hacer un sobreesfuerzo energético para recuperar la temperatura asignada. Asegúrate también de que cierres bien el congelador y la nevera después de su uso, no dejes la puerta abierta por más tiempo del que necesites (¿cuántas veces hemos abierto la nevera y nos hemos quedado un rato mirando que tenemos, mientras decidimos que comemos?), y de que tanto la nevera como el congelador se programan a una temperatura adecuada.
Sigue todas estas recomendaciones (o todas las que puedas) y ya verás que, aunque estas contribuciones, a primera vista, no supongan un gran ahorro, verás que, a la larga, teniendo en cuenta de que usamos nuestra cocina cada día, habrás contribuido y aportado ese granito de arena que no solo el planeta te agradecerá, sino que ¡tu cartera también lo hará!